Ciclo Hermanos Coen: Raising Arizona

Raising Arizona (Título español: Arizona Baby) – Dir: Joel Coen – EEUU, 1986

En su segundo trabajo, los Coen no abandonan el sur de los EEUU, y pasan de Tejas a -¿lo adivinan?- el estado de Arizona. Lo que sí cambia es el registro de la película, y el género negro de Blood Simple da paso a lo que podríamos denominar comedia criminal. El protagonista es un Nicky Cage de apenas 23 añitos y aún haciéndose un nombre, que interpreta a H.I. McDonough, «Hi» para los amigos. Hi, personaje que ejerce de narrador, detalla al principio del film sus constantes entradas y salidas de prisión en clave cómica. Producciones como Me llamo Earl beben directamente de este estilo que desdramatiza los crímenes no sangrientos. A lo largo de sus numerosas detenciones y encierros, Hi va enamorándose de la agente encargada de hacerle la ficha policial, Edwina -alias Ed-, encarnada por Holly Hunter. Cansado de su errática vida, Hi propone matrimonio a Ed, y así empieza lo que él describe como la época más feliz de su vida, a la que sólo le falta el broche de tener descendencia. Sin embargo, la pareja pronto descubre que sufre problemas de fertilidad, y para empeorarlo sus peticiones de adopción son rechazadas por el pasado de Hi. Cuando ven en la televisión que un vendedor de muebles local, Nathan Arizona, acaba de tener nada menos que quintillizos, deciden que es injusto que unos tengan tanto y otros nada.

Con este película los Coen demuestran, tres años después de su debut, que se mueven tan bien en la comedia como en géneros más oscuros. La historia es bastante divertida, y se apoya principalmente en unos personajes muy pintorescos, tanto principales como secundarios. De hecho, no hay una sola persona  en la película que no tenga alguna peculiaridad o forma extraña de comportarse. Cage se desenvuelve bien en el papel principal, y Holly Hunter encaja muy bien en el papel de mujer buena pero obsesionada con la maternidad. Aunque nunca ha sido una belleza, con 29 años y antes de sacarse brazos de tío en el gimnasio era casi mona. Ambos actores utilizan en toda la película un marcado acento sureño.

Entre los secundarios destaca Trey Wilson como Nathan Arizona, el sureño de pura cepa que jamás pierde la perspectiva comercial, y John Goodman, encarnando a un preso que acaba de fugarse con su compinche del antiguo penal de Hi. Lo más curioso de esta pareja es que, pese a ser dos delincuentes haraganes, beodos y desastrosos, suelen emplear un lenguaje muy culto y circunspecto, lo cual consigue un contraste bastante gracioso. Menos divertida es una escena en la que ambos se percatan de haber olvidado algo muy importante y se ponen a dar alaridos a todo volumen durante un buen rato. Es un recurso que he visto posteriormente en muchos sitios y está más que trillado, pero me parece que ni en 1987 tenía gracia. Ésta sería la primera de muchas colaboraciones de Goodman con los Coen. Los hermanos, dos tipos fieles a sus actores, rescatan de su primera película a M. Emmet Walsh y a Frances Mc Dormand, con papeles chiquititos pero de cierta enjundia. Pero sin duda el personaje más memorable  es Leonard Small, un cazarecompensas motero cuya estética está tomada directamente de Mad Max. Pese a ser un personaje con una parte cómica, sus apariciones crean una atmósfera ominosa muy lograda, y son quizá lo más interesante de la película.  Small está interpretado por Randall Cobb, antiguo boxeador que saca el máximo partido a su físico en su trabajo como actor.


Como para bromear con él.

Hay que destacar el trabajo de cámara: si en Blood Simple ya podían verse algunos planos bastante creativos, en Raising Arizona se juega constanstemente con la perspectiva del espectador. Parece que a los Coen -o a su director de fotografía Barry Sonnenfeld- les gusta particulamente mover la cámara a ras de suelo. Es un punto de vista peculiar, que no obstante depara imágenes muy interesantes y dota a la película de un estilo característico.  Aparte de los movimientos de cámara, la fotografía en sí vuelve a destacar, con planos bien construidos y muy plásticos, que aprovechan bien el colorido entorno del sur estadounidense. Sonnenfeld, como sabrán los más cineros, pasó más tarde a dirigir sus propias películas, firmando las dos partes de La familia Addams y de Men in Black.

Raising Arizona, es, en resumen, una comedia sólida y bien lograda, que pese a algún defecto perdonable hace pasar un rato divertido, ofreciendo al tiempo un pintoresco retrato del sur de los EEUU y los personajes que lo pueblan, pasado obviamente por la lente deformante e irónica de los hermanos.
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