Eurovisión: la gran final


Ejem.

Eurovisión: La gran final (21:00, TVE HD)

Tras las dos semis, el concurso alcanza su clímax con la final de esta noche, en la que entrarán los «Big Five» -los seis países clasificados de oficio por poner pasta- más el ganador del año pasado. Veamos sus aportaciones:

1. Reino Unido. Engelbert Humperdinck Canción: Love Will Set You Free. Categoría: Vieja Gloria. Arnold Dorsey es un inglés rancio de los buenos, nacido hace 76 años nada menos que en La India, hijo de un oficial del ejército imperial. Cuando se cambió el nombre para dedicarse a la canción pensó que, ya puesto, para qué iba a escoger algo sencillo, y se puso Engelbert Humperdinck. Bajo este nome de guerre alcanzó en tiempos de nuestros padres y abuelos éxitos notables como Release Me y Spanish Eyes, siendo una especie de alternativa británica a Frank Sinatra. El Reino Unido lo envía a Eurovisión en un nuevo intento de ganar con un peso pesado, pero su balada carece totalmente de la entidad necesaria. Esperemos que al menos no quede muy baja para no humillar al vejete.

2. Francia. Anggun. Canción: Echo (You And I). Categoría: Pibonaco con tema bailable. En realidad la Anggun ésta es indonesia, aunque se nacionalizó francesa hace 15 años. Su principal característica es que, pese a tener 38 tacos (es de mi quinta) está no buena, sino lo siguiente. El vídeo de la canción es de lo más curioso, mostrando una especie de fábrica de soldaditos perfectos donde ella es la jefa y se los folla a todos (o así lo interpreto yo). La cancioncita no está mal, y combinada con el cuerpo serrano de Anggun incluso puede ganar a la pedorra de Suecia. Este tema sale justo después del de la chipriota, así que si queréis sacaros la chorra ése es el momento.

3. Italia. Nina Zilli. Canción: L’Amore È Femmina (Out Of Love). Categoría: Tía con voz. La zorrita italiana es una especie de Amy Winhouse sin drojas (supongo), no desagradable a la vista. Su tema puede catalogarse de soul pop (?), y se deja escuchar sin mayor sobresalto. Imagino que saldrá con un grupo de zorritos, y si hacen una coreografía homologable el número puede quedar bien. De todos modos, sus opciones son escasas.

4. Azerbaiyán. Sabina Babayeva. Canción: When The Music Dies. Categoría: Jamona atorrante. La sorpresiva victoria de Azerbaiyán el año pasado significa que, aunque pasen a la final de forma seguramente injusta, sólo tendremos este temita una vez. La srta. Babayeva confirma que en Azerbayán hay algunas chavalas de muy buen ver, pero dan ganas de cambiar el reglamento para vetar definitivamente estas baladas petardas.

5. España. Pastora Soler. Canción: Quédate conmigo. Categoría: MILF con canción ligera. Hay mucha polémica sobre el físico de Pastora Soler (Pilar Sánchez para los amigos), especialmente por su boca. Sin embargo, yo la he visto en reportajes de cuerpo entero y os aseguro que es una MILF en toda regla, a la que se le puede sacar mucho partido con el vestuario adecuado. He leído alguna opinión muy voluntarista, diciendo que llevamos un temazo incluso con opciones de ganar. La realidad es que otros años hemos ido con pseudocanciones infames, y éste con una homologable, pero para ganar tendríamos que vivir en un universo alternativo. No obstante, Pastora cae bien, y hasta ha tenido las narices de confesar que en TVE le han pedido que no gane.

6. Alemania. Roman Lob. Canción: Standing Still. Categoría: niñato. Tras mandar dos años seguidos a Lena Meyer y ganar el primero de ellos, Alemania prueba ahora con una especie de versión masculina, defendiendo una canción anodina que no podría ganar ni aunque se drogara a todo el jurado a y a millones de Eurofans. Para eso haber mandado otra vez a Lena, que ahora se ha vuelto rubia y casi no se notaría.

Pues eso es lo que hay. Eliminadas las dos mejores canciones (San Marino y Georgia), voy con la francesa, que está mil veces más buena que la sueca y tiene una canción ligeramente mejor (de las viejas rusas mejor no hablar). De todos modos, en Eurovisión desde hace mucho tiempo lo de menos es el resultado; igual cuando empiecen a juntar varios micropaíses en un solo bloque de votos volvemos a ver votaciones medio serias. Por cierto, el otro día oí a una en Libertad Digital TV quejarse de que Azerbaiyán era una dictadura islámica y que los periodistas desplazados a Bakú no habían defendido a sus colegas encarcelados por cuestionar el régimen. También criticaba la elección de los presentadores, «puestos a dedo por el gobierno».

Mi postura es ésta: los periodistas presos que se jodan. Eurovisión es sagrada, y ya habrá tiempo de criticar al anfitrión cuando acabe el festival. Y los presentadores están muy bien escogidos, sobre todo la morena bajita, que está para darle lo suyo y lo de su prima, que al fin y al cabo es lo que cuenta.
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Eurovisión, semifinal 2


Gaytana es del mismo centro de Kiev.

Aquí va el análisis de la segunda tanda de semifinalistas es Eurovisión, que se verán las caras hoy a partir de las nueve.

1. Serbia. Željko Joksimović. Canción: Nije Ljubav Stvar. Categoría: Pesao. La gran nación de Serbia queda en mal lugar con este vendedor de kebaps y su plomiza balada. Si hay un botón para abrir una trampilla en el escenario, que lo pulsen.

2. Macedonia. Kaliopi. Canción: Crno I Belo. Categoría: Tía rollo. Según su perfil de Eurovisión, esta mujer es la mayor estrella de la canción de Macedonia, y será verdad, pero eso tampoco me dice mucho. Básicamente se trata de una ex-yugoslava con un temita bastante olvidable. Ella tiene su morbillo, pero desde luego no va a ganar por el factor pibón.

3. Países Bajos. Joan Franka. Canción: You And Me. Categoría: Lerda con disfraz cutre. Una chavalina con un penacho de jefe indio y una guitarra. Me pregunto cómo serían los demás aspirantes de Holanda. Ya he dicho que por mí los participantes de Eurovisión pueden meterse las guitarras acústicas por el culo. Sale con un grupo de pedorras disfrazadas de Pocahontas que comparten el ridículo con ellas. Aparte de la chicha que puedan enseñar, número lamentable.

4. Malta. Kurt Calleja. Canción: This Is The Night. Categoría: Guaperas de todo a cien. No tengo muy claro cómo va esto de las micronaciones en Eurovisión. Por ejemplo, algunos años va Andorra, y ahora tenemos a Malta, que no recuerdo si estuvo el año pasado. Su representante se llama Kurt Calleja, que suena como a jefe de mara callejera, pero al parecer se dedica a cantar. El tema es genérico a más no poder, esperemos que al menos salga con buenas zorritas.

5. Bielorusia. Litesound. Canción: We Are The Heroes. Categoría: Boy Band. ¿Qué le añade el prefijo «Bielo» a «Rusia»? Ni idea, pero es un país y participa en Eurovisión. El año pasado mandaron a una zorrita muy poco reseñable, y esta vez han optado por un conjunto de guapetes con un tema rock. Llevan un traje relativamente molón y una batería con mampara, lo cual es un punto a favor. No están mal, pueden ser finalistas tranquilamente.

6. Portugal. Filipa Sousa. Canción: Vida Minha. Categoría: Fado insufrible. Portugal tiene demasiado interiorizado eso de los fados como canción nacional, y vuelven a castigarnos con uno. Cuando entiendan que la gente no quiere escuchar esa mierda pasarán de los zero points. Y eso que la tía, embutida en rojo, tiene hasta un pase.

7. Ucrania. Canción: Be My Guest. Categoría: Jamona étnica. Desde el «Shady Lady» de Ani Lorak, una de las actuaciones más memorables en la historia de Eurovisión, Ucrania está en el compromiso de mandar algo a la altura, pero por el momento no se han acercado. Esta vez mandan a una mulata muy cachonda que, pese a su exotismo, es 100% ucraniana. Se presenta con un tema bailable muy genérico, pero acorde con lo que se espera del festival. Está en la misma categoría que la canción de Chipre.

8. Bulgaria. Sofi Marinova. Canción: Love Unlimited. Categoría: Discotequera fea. Otro tema hecho con el Disco Theme Creator 3.0, aunque comparado con el de Portugal es la repanocha. La tía, feúcha y con las tetas caídas. Mal Bulgaria.

9. Elovenia. Eva Boto. Canción: Verjamem. Categoría: Balada prescindible. La zorrita eslovena es bastante guapa, pero ha viajado a Bakú con un tema difícil. Cuando las tipas que salen con ella le hacen coros la canción tiene su aquel, pero no deja de ser aburridilla. Next.

10. Croacia. Nina Badrić. Canción: Nebo. Categoría: Balada prescindible. Croacia mandó el año pasado a una Nina (con una de las pocas canciones potables del torneo), pero ésta es otra distinta, con una canción mucho peor. Al final el tema despega un poco, pero la verdad es que no vale gran cosa. La cantante, para un apretón y gracias.

11. Suecia. Loreen. Canción: Euphoria. Categoría: Chunda chunda bailable. Difícil distinguir esta canción de la chipriota y la ucraniana si no se presta bastante atención, aunque ésta seguramente es la más lograda. La tal Loreen quizá sea la sueca con menos tetas de la historia, lo que le resta bastantes puntos, aunque su estética oscura seguramente le granjee muchas simpatías entre la muchachada. El tema es machacón, pero tiene posibilidades.

12. Georgia. Anri Jokhadze. Canción: I’m A Joker. Categoría: Santón Pop. Por fin una aportación original. Mezclando sin dificultad los estilos de Tino Casal y Tom Jones, este Anri Jokhadze ofrece un tema de lo más simpático, muy movido y escuchable. Mi canción favorita de las que quedan en liza, pero con el «gran criterio» de los televotantes puede que ni llegue a la final.

13. Turquía. Can Bonomo. Canción: Love Me Back. Categoría: Grupete étnico. Digo étnico porque, aunque cantan en inglés, tienen una pinta bastante turca. ¿Será esto lo que rompe por ahí ahora? La canción no es nada del otro jueves, aunque acompañada de un buen chou puede quedar aparente en directo.

14. Estonia. Ott Lepland. Canción: Kuula. Categoría: Baladita coñazo con piano. El primo estonio de Dani Martín tira tres minutos de nuestra vida a la basura con una canción que aburre a las vacas. El tipo de tema que no queremos ver jamás en Eurovisión. Que le den por Kuula.

15. Eslovaquia. Max Jason Mai. Canción: Don’t Close Your Eyes. Categoría: Rocanrol. La única aportación puramente rockera de esta edición. Tampoco es que lo parta el tema, pero se deja escuchar, es un poco rollo Bon Jovi (dicho sin ánimo de insultar). El tipo al parecer es un triunfito eslovaco.

16. Noruega. Tooji. Canción: Stay. Categoría: Guaperas moruno. Noruega el año pasado mandó a una negra, y éste envían a un moro. Europa desfaise. Supongo que será para presumir de diversidad o algo. La canción, festivalera y tal. Se deja escuchar.

17. Bosnia Herzegovina. Maya Sar. Canción: Korake Ti Znam. Categoría: Tía rollo. La cantante es fea y la canción un peñazo. Al parecer la mujer está implicada en varias causas humanitarias y es una compositora célebre en toda la zona de los Balcanes, pero no creo que a nadie le importa. A mí no, desde luego.

18 Lituania. Donny Montell. Canción: Love Is Blind. Categoría: Jovenzuelo voluntarioso. La canción se llama «El amor es ciego», y el pollo sale con los ojos vendados, ése es su «gimmick». Luego se quita venda, hace una acrobacia y el tema se anima un poco, pero entra en los límites de lo tolerable por los pelos.

Pues yalo véis, tampoco hay demasiado nivel en esta segunda semi. Yo iré con el georgiano a muerte, esperemos que logre pasar. Lo más terrible del asunto es que TVE, que se harta de emitir mierda todo el año, no se va a dignar a ofrecer esta semifinal, por lo que sólo nos queda el feed de la web oficial de Eurovisión. ¡¡Golfos!! En este artículo le pegan un par de buenas tollinas a los de «el ente».
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Eurovision is here


La griega y el griego.

Una vez terminandas las competiciones intrascendentes como la Liga y la Champions, y en espera de las más instrascendentes aún (Copa y Urocopa), llega LA COMPETICIÓN por excelencia, es decir Eurovisión, el Festival más singular y divertido de todo el orbe. 42 son los países que lucharán por la gloria, compitiendo en dos semifinales y la gran final. Hoy se disputa la primera semifinal (21:00, TVE), con 18 participantes que analizo a continuación:

1. Montenegro. Rambo Amadeus. Canción: Euro Neuro. Categoría: Rapero friki. Una especie de Homer Simpson montado en burro, cantando un rap surrealista sobre la crisis en Europa o algo así. Aparte de uno de los nombres más gloriosos en la historia de Eurovisión, el tipo no tiene mucho a su favor, con una canción de nulo ritmo. Habrá que ver cómo la traslada al escenario.

2. Islandia. Greta Salóme & Jónsi. Canción: Never Forget. Categoría: Parejita cursi. Himno coñazo totalmente instrascendente. Ellos no son guapos ni interesantes, y saldrán con una violinista que tampoco aporta nada. Eliminación clara. Lo único remotamente de interés es el vídeo, en el que se vislumbra que vivir en Islandia tiene que ser un auténtico peñazo (nunca mejor dicho).

3. Grecia. Eleftheria Eleftheriou. Canción: Aphrodisiac. Categoría: Zorrita explosiva. Elefteria Eleftheriou (Elef Elef para los amigos) promete ser uno de los platos fuertes de la noche, básicamente porque está muy buena, mejorando con mucho la aportación griega del año pasado. La canción es simplona a más no poder, con el estribillo «Oh, oh, oh, oh – oh, oh, oh, oh» como punto álgido. Típico tema «picantón» de trascendencia cero y abundantes movimientos zorriles, que al menos no aburre. Debería pasar a la final.

4. Letonia. Anmary. Canción: Beautiful song. Categoría: Trío de petardas. Pues eso, tres zorritas letonas de bastante buen ver con una balada de usar y tirar. Si en la gala enseñan más carne que en el vídeo pueden pasar a la final. Si no, que les vayan dando.

5. Albania. Rona Nishliu. Canción: Suus. Categoría: Tía frígida. Albania aún no se ha recuperado de su durísima experiencia bajo el telón de acero y suele enviar representantes muy sobrios. En este caso, es una especie de srta. Rottenmeyer embutida en un traje liso rigurosamente negro,y atrapada en un poliedro del mismo color (?!) La canción es lenta, dramática y aburrida. Gran voz, pero estas cosas no se mandan a Eurovisión, así que fuera, por palizas.

6. Rumanía. Mandinga. Canción: Zaleilah. Categoría: Zorrita explosiva. Sí, esta tía se llama Mandinga, nombre totalmente desconcertante. La canción es todo un homenaje a la inmigración rumana en España, y está interpretada en nuestro idioma (o algo que se le parece). El mensaje es claro: estamos aquí para quedarnos. Bueno, si todas las rumanas que vienen son como ésta no me importa. La canción en sí, soportable y gracias.

7. Suiza. Sinplus. Canción: Unbreakable. Categoría: Grupete plasta. Un temilla pop-rock absolutamente reciclable. Me recuerda a otra cosa, pero no sé a qué. Esta canción refleja la preocupante situación del rock suizo. En el vídeo sale una zorrita vestida de secretaria bastante petable, si uno se toma la molestia de buscarla.

8. Bélgica. Iris. Canción: Would You?. Categoría: Zorrita modosa. Esta tía enseñando carne y con un tema movido podría ser algo digno de ver, pero con la balada insufrible que se marca y ese modelito no hay quien la aguante. Bah, belgas, qué se podía esperar. Ni siquiera canta en francés la muy golfa.

9. Finlandia. Pernilla Karlsson. Canción: När Jag Blundar. Categoría: Pelmaza. Finlandia manda a una especie de Amy Adams fea con un violoncelista y una bailarina vestida de Campanilla haciendo el pena. Destacar que canta en finlandés, ese idioma fascinante. El temita es un petardo importante. Bombardear.

10. Israel. Izabo. Canción: Time. Categoría: Grupo friki. Estética bastante indefinible la de estos Izabo, una especie de retro campestre, o argo. Se hacen rodear de artistas circenses con pinta de psicópatas. La canción se deja escuchar, con un animado estribillo en tonos altos. Destacar sobre todo el melonar de la teclista. Quizá no pasen, pero se puede decir que los judíos han cumplido en esta edición.

11. San Marino. Valentina Monetta. Canción: The Social Network Song (Oh Oh – Uh – Oh Oh). Categoría: Pop mega-pegadizo. Llamar país a San Marino es un poco como si se independizara Benidorm, pero bueno. Curiosamente, la italiana renegada ésta se presenta con uno de los platos fuertes del festival. La primera vez que escuché la canción me pareció bastante «bah», pero tiene varios puntos a su favor: es muy pegadiza, de un tema súper-actual como las redes sociales y con una letra picante sin ser muy borrica. La tía no es guapa, pero tiene un encanto de «vecina de al lado». Si se curran una buena presentación, incluso podría ganar el concurso.

12. Chipre. Ivi Adamou. Canción: La La Love. Categoría: Dance ultra-atorrante. Lo mejor de la canción de Chipre es el vídeo, un homenaje a Blancanieves, que ahora está tan de moda. La tía, que proviene de la parte griega de Chipre, tiene bastante morbo, pero la canción es absolutamente clónica de otros 100.000 temas bailables de los últimos 15 años. Si pasa, bien, y si no, también.

13. Dinamarca: Soluna Samay. Canción: Should’ve Known Better. Categoría: Pedorra folk. La golfa ésta ha tenido el morro de poner al principio de su vídeo el momento en que la escogían como representante en la TV danesa, como para restregar la derrota a los otros. Saldrá vestida de marinerito tocando la guitarra y aburriendo a todo quisqui. ¡¡Que a Eurovisión no se va con guitarra acústica, coño!! Y ni siquiera está follable.

14. Rusia. Buranovskiye Babushki. Canción: Party for everybody. Categoría: Aberración megafreak. Los rusos ya se están cachondeando del resto de participantes. Debido a la mayoría de países y micropaíses eslavos en el continente, Rusia parte siempre con ventaja, y se han cansado tanto de ganar, con canciones buenas y malas, que han mandado papertyper a estas viejas grotescas como para ponerse hándicap. Mucho me temo que habrá que aguantarlas también en la final. El sistema de votaciones tiene que cambiar de una vez y poner a los rusos en su sitio.

15. Hungría. Compact Disco. Canción: Sound Of Our Hearts. Categoría: Tío plasta. Hungría manda a un tío, o un grupo, no estoy seguro. El vídeo muestra a dos hombres idénticos que viven en la misma ciudad, sólo que uno es un ricacho y el otro pobre de solemnidad. Profundo, ¿no? La canción, bastante aburrida.

16. Austria. Trackshittaz. Canción: Woki Mit Deim Popo. Categoría: Raperos subnormales. Los representantes de Austria llevan por nombre Trackshittaz, y e interpretan emita bastante inclasificable con reminiscencias rap que por lo menos entretiene. Los chavales son simpáticos a su manera y a sus bailarinas se les ilumina el culo, así que si pasan a la final tampoco pasa nada.

17. Moldavia. Pasha Parfeny. Canción: Lăutar. Categoría: Grupito étnico. Moldavia existe, como Teruel. En vez de mandar a una jamona local a ver si había suerte, han enviado a un grupito con una especie de polka que no desagrada pero tampoco emociona. No resultan odiosos, lo que tiene cierto mérito en esta edición.

18. Irlanda. Jedward. Canción: Waterline. Categoría: Maricones acrobáticos. Los Jedward la armaron tan gorda en la edición anterior, donde perdieron injustamente ante la ñoñísima canción bielorrusa, que los irlandeses han decidido volver a probar con ellos. El tema es peor que el del año pasado, pero estos tipos saben montar un buen espectáculo. Deberían pasar a la final con facilidad.

En fin, ya véis que no hay mucho nivel en esta semi. La mitad de la gracia del festival está en la realización y en el escenario, así que esperemos que los bielorrusos puedan ofrecer un espectáculo digno del evento, o que al menos no se derrumbe el pabellón. Sobre el resultado, con que pase la de San Marino me doy por contento. Si fulminan a las momias rusas sería la guinda del pastel. Estaremos expectantes.
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Thor: a Odín rogando y con el mazo dando


«Hijo, la has cagao.»

Thor – EEUU, 2011 – Dir: Kenneth Branagh

Atención: crítica llena de spoilers, se desaconseja leerla sin haber visto el film.

Como habrá hecho mucha otra gente, me decidí a ver Thor para poder visionar debidamente documentado la peli-evento Los Vengadores. Por las imágenes que había visto, la factura del film parecía buena, y el hecho de estar dirigida por el shakespeariano Kenneth Branagh la convertía en toda una curiosidad. Además, la particular condición de superhéroe-dios del protagonista se prestaba mucho a una obra espectacular. Una vez vista, puedo decir que se trata de una película muy curiosa: efectivamente espectacular y de agradable visionado, pero con un guión que sorprende por la cantidad de caminos fáciles que toma, como si se hubiera escrito en dos tardes con total despreocupación (¡¡pero que lleva nada menos que cinco firmas!!).

Tras una breve introducción en la Tierra, que nos sirve para conocer a la científica Jane Foster, interpretada por Natalie Portman, viajamos hasta el reino de Asgard, donde se nos relata todo el origen de Thor. La verdad es que la premisa es muy difícil de manejar (el hecho de que toda la mitología escandinava responda a hechos reales casi literalmente, y sus personajes pueden visitar la Tierra), y por ello quiero ser comprensivo, pero hay aspectos resueltos con demasiada ligereza, como veremos luego. En esta parte se nos explica que la Tierra (concretamente Escandinavia) fue invadida en tiempos de los vikingos por una raza de gigantes de hielo, invasión repelida por los asgardianos, liderados por Odín Allfather. En el tiempo transcurrido entre esa invasión y nuestros días, los dos hijos de Odín, Thor y Loki, se hicieron adultos, y ya en el presente presenciamos el momento de la coronación de Thor como nuevo rey de Asgard.

Sin embargo, la cosa se estropea: unos gigantes de hielo rompen la tregua entre planetas (o “reinos”), irrumpiendo en Asgard y tratando de robar la fuente de poder que les fue arrebatada siglos atrás. Thor monta en cólera ante la ofensa y, con un grupo selecto de amigos y su martillo mágico Mjolnir visita el planeta helado, Jotunheim, donde casi causa una nueva guerra. Extremadamente molesto, Odín lo despoja de sus poderes y lo exilia a la Tierra, donde deberá hacerse digno de su linaje o morir. Branagh se esfuerza por crear unas intrigas palaciegas más o menos creíbles, pero parece despreocupado por otros aspectos. Por ejemplo: cuando Thor llega a la Tierra, donde se topa con Natalie y su grupito de científicos, sabe hablar inglés contemporáneo -si bien con los matices cortesanos del cómic- desde el primer momento. No hay la más mínima explicación de por qué puede hablarlo, cuando no habría costado mucho decir que los asgardianos conocen todas las lenguas de los nueve reinos, o que pueden aprenderlas por medios mágicos.

Hay otros aspectos chirriantes: si los asgardianos visitaron la Tierra cuando Thor y Loki eran niños, ¿cómo es que la mitología nórdica los describe con todas sus características adultas? De hecho, hay un momento en que Thor ojea con expresión divertida un libro infantil de mitología, que si hubiera leído con más interés le habría permitido saber que su querido hermano Loki era el «dios de las diabluras», y que no debería fiarse mucho de él. Más: cuando Mjolnir llega a la Tierra, hace un gran cráter y queda intacto, pero incrustado en una roca, siendo encontrado poco después por gentes del lugar. Los lugareños, en lugar de maravillarse por ver un martillo caído del cielo, lo toman por un satélite (?!) y montan una competición a ver quién consigue arrancarlo de la roca, en plan Excalibur. La escena es graciosa, pero sinceramente, si yo viera esto, no diría que es un puñetero satélite. Y como estos hay muchos aspectos bastante mal desarrollados.


Trailer en HD.

Pero no es justo hablar sólo de las cosas malas, pues el film tiene también bastantes virtudes. Hay que destacar la excelente factura visual, con muchas cosas dignas de ver, como la propia Asgard o el puente del arcoiris y la especie de cañón interplanetario que lleva acompledo. Aparte de esto, nos encontramos a un Thor genuinamente agradable, con Chris Hemworth entrando en el papel como una mano en un guante, tanto por físico como por interpretación. Con su energía y actitud despreocupada, pese a carecer de casi todos sus poderes, realmente nos hace creer que es un ser divino caminando por la Tierra despistado pero satisfecho. Su escena sin camiseta dejará babeando a las damas casi con seguridad. Reseñar que, pese a ser australiano, no tiene ningún acento chocante, y de hecho logra captar los matices nobles del personaje. Es curioso el paralelismo que he encontrado entre esta película la ochentera Starman, de John Carpenter: en ambas hay un alienígena aterrizando en el medio oeste americano, siendo instruido en las costumbres terrestres por una dama local y con el gobierno pisándoles los talones. Sin embargo, el romance con el personaje de Natalie Portman resulta bastante forzado: no es muy creíble que una sesuda científica se enamore en apenas un día de un tipo tan ajeno a ella.

Por supuesto, el malo maloso de la historia es Loki, cuyo arco no está bien resuelto: primero resulta que en realidad es un gigante de hielo que Odín adoptó durante la guerra, pero que adquiere apariencia humana sin ninguna explicación clara (¿los poderes de Odín?). Además, resulta que al principio es fiel a Thor y sólo le tiene algo de envidia, pero al conocer su verdadero origen se convierte en una especie de psicópata, decidiendo traicionar a su hermano y aniquilar a toda la especie de los gigantes para agradar a Odín, quien ya había declarado antibelicista. Si uno se siente solo por vivir entre un pueblo que no es el suyo, exterminar a sus semejantes no parece la mejor forma de remediarlo. Pero bueno, los planes de los malos peliculeros rara vez tiene sentido. Como era de esperar, todo se resuelve en un showdown entre Loki y un rehabilitado Thor, que pone adecuado cierre a la película. Sin embargo, eché de menos alguna escena de acción adicional, y que el dios del Trueno machacara más cosas con su martillo.

En suma, para mí esta película, pese a todas sus incongruencias, es una especie de placer culpable que se degusta con gran facilidad. No estorba la abundancia de gente guapa, empezando por Hemworth y Portman, y siguiendo por el bombón Kat Dennings como la amiga friki y Jaimie Alexander como una impactante Sif. Aparece también una crepuscular Rene Russo, haciendo de esposa de Odín (un adecuado Anthony Hopkins). Destacar por último la banda sonora de Patrick Doyle, uno de los compositores épicos más destacados en años recientes. Veremos hacia dónde se mueve el personaje en Los Vengadores y en la ya anunciada secuela.
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