Entré con algunos prejuicios negativos (¡no me importa decirlo!), pero lo cierto es que la película está muy bien. La mayor novedad es que tira por la borda el tono marcado por todas las adaptaciones cinematográficas de cómic hasta el momento (incluso en el primer film), y a casi todos los efectos es una película de mafia. Nos presenta una Gotham City asfixiante y deprimente, en la que la corrupción es la reina y nadie puede confiar en nadie. Los servidores de la ley adquieren un papel casi heroico, en el que su vida pende constantemente de un hilo, y por ello la gesta de Batman y sus aliados (es un film muy coral) transmite un tono especialmente dramático. No se puede insistir bastante: la película tiene mucho más que ver con Scorsese o los directores orientales que con Sam Raimi, o incluso con Frank Miller, adoptando una atmósfera aún más oscura que la de sus trabajos comiqueros.
La representación del Joker ofrecida por Ledger/Nolan es satisfactoria. El personaje está muy bien escrito, y psicológicamente se corresponde bastante exactamente con la figura de los cómics. Es una lástima que, una vez más, se haya desechado su valor icónico y se aleje visualmente del tipo espigado que es desde hace décadas uno de los villanos más inquietantes del mundo del tebeo. No obstante, esta «versión alternativa» resulta válida, y es perdonable el alejamiento del original por el afán de verosimilitud. Uno de los mejores rasgos de este Joker es su querencia por el caos, que consigue encadenando planes elaborados que no obstante, una vez logrados, dan paso al siguiente, sin un fin último más que el dolor y la destrucción. Otro atributo distintivo es una inteligencia psicopática exagerada pero creíble, y la sensación de ir siempre un paso por delante de los buenos.
Hablando de verosimilitud, ésta es para mí la primera película de superhéroes donde todo podría haber ocurrido en la realidad, dejando quizá aparte algunos de los excesos tecnológicos del hombre murciélago, y también la desfiguración del personaje de Dos Caras, a todas luces excesiva; creo que ese tipo de heridas causarían la muerte por infección en cuestión de horas. Todo lo demás se ciñe bastante al mundo real, y los objetivos de los malos son básicamente enriquecerse y matar, como los de nuestro mundo, sin planes estrambóticos ni gadgets que pueden acabar potencialmente con el mundo.
El Batman de esta película me convence más que el de la anterior, pese a esa voz tan peculiar, y su dilema es palpable y comprensible: ha de elegir entre seguir con su tarea de limpieza, incluso siendo odiado por toda una ciudad, o por la retirada y entrega que le exigen sus enemigos. Las escenas de combate cuerpo a cuerpo, una de las partes más difíciles de realizar en cualquier film, son mejorables pero adecuadas, y Christian Bale cumple muy bien con las exigencias físicas del papel.
Pasando a los defectos, el mayor es que una ciudad tan corrupta y deprimida difícilmente podría existir en los Estados Unidos, mucho menos en los del siglo XXI. Una policía tan infiltrada y tomada por la mafia, en la que hasta los más cercanos a los mandos están bajo sospecha, sólo podría existir en un país totalitario, en el que la ley careciera casi por completo de mecanismos para defenderse. No es que no existan ciudades o regiones corruptas en países occidentales (¡Coslada!), pero una situación tan crítica como la que se describe en Gotham sin duda habría propiciado leyes especiales, intervenciones presidenciales y medidas similares, que no dejaran a la ciudad en la situación de indefensión que se describe en el film.
Otro defecto es Maggie Gyllenhaal: en una superproducción de 180 millones de dólares puedes escoger a cualquier actriz del mundo, y es realmente inexcusable que la heroína romántica sea una mujer tan carente de atractivo, tan sólo porque posea un aceptable parecido con Katie Holmes; patinazo de Nolan, aunque por suerte no llega a estropear el tono de la película. También hay que decir que algunos diálogos tienen una complejidad a todas luces innecesaria; he de decir que no entendí nada de la trama del dinero que aparece al principio de la película, ni la historia del bandido que relata Alfred; hay que refinar bien los guiones, que no será por tiempo ni dinero. Tampoco es muy justificable la ausencia de la batcueva (¿demasiado comiquera para Nolan?).
Por último, decir que el éxito comercial de la película es merecido pero sorprendente: Es un film de tono MUY pesimista, que dura casi tres horas (aunque no se hace largo) y con un papel secundario de ese romanticismo normalmente tan necesario atraer al público femenino: advierto que no es una película adecuada para llevar a una cita, a menos que ellas estén dispuestas a aceptar una trama densa, o sean muy fans de Heath Ledger (que en todo caso está irreconocible). Y por supuesto, será un error llevar a cualquier niño menor de 14 años, que casi seguro se inquietará y se aburrirá.
Terminando, pese a las pegas que se le puedan poner, la estructura interna y el ritmo del film son impecables, y conforman una experiencia sólida e interesante, revitalizando un género que tanto lo necesita; por fin una superproducción veraniega justifica su presupuesto, sin extender innecesariamente el metraje ni desperdiciar el dinero en extravagancias visuales que no aportan nada (Piratas del…). Aquí cada dólar está justificado en la pantalla. No es la mejor película de la historia ni mucho menos, pero sí una de las dos o tres mejores del género superheroico, e impecable como gran producción. Aunque no soy muy fan de las notas, a modo orientativo le doy a El Caballero Oscuro un ocho alto.
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